Sumergidos en el resplandor diurno, se revela una serie fotográfica que exalta la belleza atípica. A medida que la luz natural se cuela entre las cortinas del hotel, sus reflejos juegan sobre el encaje, creando patrones enigmáticos sobre la piel tatuada de la modelo. Las sombras que se forman delinean y embellecen sus curvas, añadiendo un toque de misterio a cada captura. Con cada pose, Shey invita al espectador a adentrarse en el misterioso y excitante inframundo que se ha creado dentro de esa habitación, en el que la pasión y la lujuria son protagonistas. Esta serie es un homenaje a la belleza non-conformista, a la valentía de ser diferente y al arte de mezclar mundos opuestos en perfecta armonía.