La Tienda
Me encontraba en el rea de comida rpida de la plaza comercial cuando te not. Traas una linda hermosa de flores guinda que resaltaba el hermoso color de tu piel haciendo armona con el brillo de tus hermosos ojos y tu encantadora sonrisa, tu cabello se acomodaba cmodamente sobre tu hombro derecho, traas una falda y tacones negros perfectamente combinados y que ayudaban a que te distinguieras del resto de la gente en el lugar, simplemente sobresalas con ese toque de clase y elegancia. En tu mesa haba una charola que en un plato tena restos de una ensalada Csar con pollo y una bebida color rojo. T estabas concentrada leyendo algo que pareca ser algn reporte de trabajo.
Un ruido al fondo llam tu atencin y volteaste buscando el origen para descubrirme contemplndote desde mi mesa. Yo me sonroj y t sonreste. Terminaste de leer, te levantaste para retirarte y cortsmente me miraste y dijiste Buen Provecho y seguiste tu camino. A los pocos minutos me termin el Vainilla Latte que estaba disfrutando y me retir. Entr a una tienda departamental para buscar un libro y al pasar y sin tener la intencin te v pasar. Estabas mirando las novedades en la seccin de lencera. Silenciosamente me acerqu y qued cerca de donde estabas mirando un lindo cors rosa. Crees que se me vera bien? Preguntaste al aire. Me qued inmvil suplicndole a la tierra que me tragara en ese momento. Tmidamente pregunt yo? S, t! El que no deja de mirarme!. Me acerqu a ti y te dije: Creo que se te vera increble. Me tomaste de la mano, te aseguraste que no mirara nadie y me llevaste contigo al probador.
Entramos a uno de los vestidores y pusimos el pasador en la puerta. Rodeaste mi cuello con tus manos y me miraste fijamente. Una tibia sensacin recorri mi cuerpo y te dije: Eres verdaderamente hermosa. Sonreste y me besaste. Eran los labios ms suaves que jams haba probado, tu sabor era suave pero bien definido, afrutado y dulce, de una delicia como la del mejor licor de naranja italiano o francs.
Te bes de vuelta llenando mi boca con la tuya y dejando que mi lengua se empapara con la tuya. Sin dejar de besarte te abrace fuertemente poniendo mis manos en tu espalda baja, sintiendo tu bien definida figura con mis manos. Acomod el pequeo banco que haba dentro del vestidor justo frente al espejo. Te invit a sentarte y me hinqu entre t y el espejo mirndote a ti.
Te quit los zapatos y comenc a besar tus pies. Suaves y muy hermosos Segu besandote las piernas mientras mis brazos se iban adentrando en tus muslos. Miraba tu cara de expectacin y excitacin pendiente de mis movimientos. Mis manos fueron cuidadosamente llevando tu falda hacia tu cadera descubriendo tus hermosos muslos, los comenc a besar y los llev a mis hombros. Comenzaste a acariciar mi cabeza a manera de invitarme a que siguiera con mi ritual. Not que te mirabas al espejo y veas como mi cabeza quedaba entre tus piernas. Puse mis manos en tu cintura y acerqu mi boca a tu ropa interior. Inmediatamente percib un delicioso aroma a perfume. Te dije: Hueles riqusimo, sonreste y con tus manos llevaste mi cara hacia tu entrepierna. Traas puesta una hermosa tanga negra. Acerqu mi boca a tu entrepierna y sobre la tanga comenc a darte pequeas mordidas. Qu rico me dijiste con una sensual voz, esa voz de cuando comienzan a subir la temperatura y el deseo.
Con mis manos quit lentamente tu tanga y deje al descubierto tu feminidad, de aroma delicioso y anatoma perfecta era perceptible que la humedad iba en aumento. Con mis labios atrap tus rosados labios y mientras mis labios los detenan mi lengua los recorra, as hice en ambos lados de tu anatoma hasta que descubr esa hermosa mora rosada que palpitaba de excitacin y expectacin. Inmediatamente la tom entre mis labios y roce todo su contorno con mis dientes mientras lo succionaba suavemente. Era como un nio jugando con un dulce entre sus dientes y la lengua. La bella mora rosada retozaba con mi lengua, contra mis dientes entrando y saliendo una y otra vez. Pude escuchar tu respiracin agitarse y lanzar silenciosos gemidos y jadeos que me excitaban. Segu mordiendo y acariciando tu mora rosada hasta que sent tu dulce miel llenar mi boca. Fue delicioso.
Me puse de pie y me detuviste. Me empujaste quedando con el espejo a un lado de nosotros y me desabrochaste el pantaln y bajaste mi trusa para descubrir mi erecto deseo palpitante por ti. Tiernamente y con suavidad acariciaste mi lujuria hecha firmeza y besaste la punta de mi deseo. Poniendo tu mano en la bolsa al extremo posterior me apretaste. Sent un rico dolor que se convirti en placer cuando me llevaste dentro de tu boca. Te mirabas al espejo mientras me comas y eso me excitaba mucho, con mis manos acariciaba tu cabeza mientras me chupabas como a una dulce paleta de helado. Yo senta tu tibia lengua recorrerme, llenarme, acariciarme, senta como la parte superior de mi firme pasin rozaba tu paladar provocndome un delicioso cosquilleo que me recorra el cuerpo.
Te tom de las manos y te levant hacia m, te puse frente al espejo y me coloqu detrs de ti. Afloje tu falda y la deje caer. Desaboton tu blusa y te quit el bra descubriendo dos hermosos pechos de un perfecto contorno redondo. Recargue tus brazos extendidos en el espejo pudiendo apreciar tus hermoso pechos balancearse. Me par detrs de ti y lentamente mientras apretaba con mis manos tus pechos comenc a entrar en tu tibia intimidad.
Comenzamos el ritual del encuentro de nuestras caderas, una danza intermitente de invasin mutua donde con cada movimiento nos haciamos ms uno del otro, nos sentamos y nos llenabamos del placer humedo de ese encuentro. Tus manos recorran el espejo enderezando tu espalda y aumentando la excitacin hasta que juntos llegamos a un punto en el que explotamos y nos empapamos de pasin uno del otro. Nos quedamos momentneamente quietos para despus sonrer y besarnos...
Me encontraba en el rea de comida rpida de la plaza comercial cuando te not. Traas una linda hermosa de flores guinda que resaltaba el hermoso color de tu piel haciendo armona con el brillo de tus hermosos ojos y tu encantadora sonrisa, tu cabello se acomodaba cmodamente sobre tu hombro derecho, traas una falda y tacones negros perfectamente combinados y que ayudaban a que te distinguieras del resto de la gente en el lugar, simplemente sobresalas con ese toque de clase y elegancia. En tu mesa haba una charola que en un plato tena restos de una ensalada Csar con pollo y una bebida color rojo. T estabas concentrada leyendo algo que pareca ser algn reporte de trabajo.
Un ruido al fondo llam tu atencin y volteaste buscando el origen para descubrirme contemplndote desde mi mesa. Yo me sonroj y t sonreste. Terminaste de leer, te levantaste para retirarte y cortsmente me miraste y dijiste Buen Provecho y seguiste tu camino. A los pocos minutos me termin el Vainilla Latte que estaba disfrutando y me retir. Entr a una tienda departamental para buscar un libro y al pasar y sin tener la intencin te v pasar. Estabas mirando las novedades en la seccin de lencera. Silenciosamente me acerqu y qued cerca de donde estabas mirando un lindo cors rosa. Crees que se me vera bien? Preguntaste al aire. Me qued inmvil suplicndole a la tierra que me tragara en ese momento. Tmidamente pregunt yo? S, t! El que no deja de mirarme!. Me acerqu a ti y te dije: Creo que se te vera increble. Me tomaste de la mano, te aseguraste que no mirara nadie y me llevaste contigo al probador.
Entramos a uno de los vestidores y pusimos el pasador en la puerta. Rodeaste mi cuello con tus manos y me miraste fijamente. Una tibia sensacin recorri mi cuerpo y te dije: Eres verdaderamente hermosa. Sonreste y me besaste. Eran los labios ms suaves que jams haba probado, tu sabor era suave pero bien definido, afrutado y dulce, de una delicia como la del mejor licor de naranja italiano o francs.
Te bes de vuelta llenando mi boca con la tuya y dejando que mi lengua se empapara con la tuya. Sin dejar de besarte te abrace fuertemente poniendo mis manos en tu espalda baja, sintiendo tu bien definida figura con mis manos. Acomod el pequeo banco que haba dentro del vestidor justo frente al espejo. Te invit a sentarte y me hinqu entre t y el espejo mirndote a ti.
Te quit los zapatos y comenc a besar tus pies. Suaves y muy hermosos Segu besandote las piernas mientras mis brazos se iban adentrando en tus muslos. Miraba tu cara de expectacin y excitacin pendiente de mis movimientos. Mis manos fueron cuidadosamente llevando tu falda hacia tu cadera descubriendo tus hermosos muslos, los comenc a besar y los llev a mis hombros. Comenzaste a acariciar mi cabeza a manera de invitarme a que siguiera con mi ritual. Not que te mirabas al espejo y veas como mi cabeza quedaba entre tus piernas. Puse mis manos en tu cintura y acerqu mi boca a tu ropa interior. Inmediatamente percib un delicioso aroma a perfume. Te dije: Hueles riqusimo, sonreste y con tus manos llevaste mi cara hacia tu entrepierna. Traas puesta una hermosa tanga negra. Acerqu mi boca a tu entrepierna y sobre la tanga comenc a darte pequeas mordidas. Qu rico me dijiste con una sensual voz, esa voz de cuando comienzan a subir la temperatura y el deseo.
Con mis manos quit lentamente tu tanga y deje al descubierto tu feminidad, de aroma delicioso y anatoma perfecta era perceptible que la humedad iba en aumento. Con mis labios atrap tus rosados labios y mientras mis labios los detenan mi lengua los recorra, as hice en ambos lados de tu anatoma hasta que descubr esa hermosa mora rosada que palpitaba de excitacin y expectacin. Inmediatamente la tom entre mis labios y roce todo su contorno con mis dientes mientras lo succionaba suavemente. Era como un nio jugando con un dulce entre sus dientes y la lengua. La bella mora rosada retozaba con mi lengua, contra mis dientes entrando y saliendo una y otra vez. Pude escuchar tu respiracin agitarse y lanzar silenciosos gemidos y jadeos que me excitaban. Segu mordiendo y acariciando tu mora rosada hasta que sent tu dulce miel llenar mi boca. Fue delicioso.
Me puse de pie y me detuviste. Me empujaste quedando con el espejo a un lado de nosotros y me desabrochaste el pantaln y bajaste mi trusa para descubrir mi erecto deseo palpitante por ti. Tiernamente y con suavidad acariciaste mi lujuria hecha firmeza y besaste la punta de mi deseo. Poniendo tu mano en la bolsa al extremo posterior me apretaste. Sent un rico dolor que se convirti en placer cuando me llevaste dentro de tu boca. Te mirabas al espejo mientras me comas y eso me excitaba mucho, con mis manos acariciaba tu cabeza mientras me chupabas como a una dulce paleta de helado. Yo senta tu tibia lengua recorrerme, llenarme, acariciarme, senta como la parte superior de mi firme pasin rozaba tu paladar provocndome un delicioso cosquilleo que me recorra el cuerpo.
Te tom de las manos y te levant hacia m, te puse frente al espejo y me coloqu detrs de ti. Afloje tu falda y la deje caer. Desaboton tu blusa y te quit el bra descubriendo dos hermosos pechos de un perfecto contorno redondo. Recargue tus brazos extendidos en el espejo pudiendo apreciar tus hermoso pechos balancearse. Me par detrs de ti y lentamente mientras apretaba con mis manos tus pechos comenc a entrar en tu tibia intimidad.
Comenzamos el ritual del encuentro de nuestras caderas, una danza intermitente de invasin mutua donde con cada movimiento nos haciamos ms uno del otro, nos sentamos y nos llenabamos del placer humedo de ese encuentro. Tus manos recorran el espejo enderezando tu espalda y aumentando la excitacin hasta que juntos llegamos a un punto en el que explotamos y nos empapamos de pasin uno del otro. Nos quedamos momentneamente quietos para despus sonrer y besarnos...
VIEW 14 of 14 COMMENTS
brinly:
Thanks!
starfuck:
Muchas gracias!!!!