El verano pasado Israel y yo fuimos a Málaga. Estábamos tumbados en la playa tan tranquilos, cuando de la nada salió una tía en tetas, puso su toalla en la arena frente a nosotros y se acostó a tomar el sol. No era una tía especialmente guapa, y ni siquiera estaba mirando a Israel, pero yo me indigné.
Para situaros un poco en contexto: no estoy acostumbrada a ver tías en tetas. En América es ilegal tomar el sol topless excepto en las playas nudistas. Todas se operan en Venezuela, pero nadie se quita el bañador. Así que la imagen fue algo nuevo para mí. Por otro lado, aceptar mis sentimientos negativos también era algo nuevo. No se supone que uno debe sentir indignación frente a una tía sin bañador. Pero estaba practicando la auto-aceptación, y la primera parte de la auto-aceptación es verse tal cual uno es.
Me indigné, me puse territorial. Lo que yo sentí era una traición. Pero nada había ocurrido. ¿Por qué me sentía traicionada?
Le dije a Isra: “Si ella quería venir a la playa en tetas, debería haber venido con sus amigas. Eso estaría bien. Pero ¿venir sola, en tetas, y acostarse allí frente a todo el mundo? Eso sólo lo haces si estás buscando algo” Intenté darle la vuelta a la idea: ¿qué pasaría si algo hubiese pasado? ¿con quién me enfadaría? Mi respuesta me confundió aún más: me enfadaría con mi novio. Entonces, ¿dónde está realmente el problema?, ¿cuál es la traición que ella comete? y más importante aún: ¿contra quién?
No creas que yo aceptaba estas ideas con facilidad. Sé que son súper machistas. Pero la única manera de combatirlas es permitiéndome sentirlas, para poder entender de dónde salen. Después de darle vueltas durante horas descubrí lo que sentía realmente: el acto de ir a la playa en tetas es injusto porque tienta a los hombres, incluyendo a mi novio. En ese momento escuché un eco en mi cabeza. La idea me resultaba familiar, muy familiar, de hecho. Es una idea muy antigua. Salió de la Biblia, del episodio de Adán y Eva.
Eva tentó a Adán. Adán no tiene la culpa de su pecado porque fue Eva quién lo tentó. ¿Por qué Adán no se resistió? Porque no pudo. Eva es irresistible. Su poder radica allí. Las tetas simbolizan la sexualidad feminina, son la marca de Eva. La sexualidad femenina es el pecado original, la mujer es la pecadora, y las tetas son su arma. El hombre se defiende del peligro que ella representa cubriéndola. Le hace cubrirse de la misma manera en la que Eva se cubrió después de probar la manzana.