dalegrett

Here comes the Febo, do do do do...

Las imgenes me abandonan, slo veo la oscuridad de mis ojos cerrados, slo oigo ruido de respiracin, me creo desorientado, pero no estoy perdido, slo es temprano. El sol apenas ha salido, slo uno de sus brazos se asoma y hunde su dedos en mis ojos y su contacto hace que sude mi cabeza.

_ A estas horas, Febo? Dame un rato ms, hombre.

Pero nunca me hace caso. Es medio sordo. Millones de kilmetros nos separan, lo que no impide que brille pedantemente, esperando que todos lo miren. Y ninguno de nosotros puede hacerle reclamos. Es un to egosta. Ya ver, algn da ese derroche de explosiones e implosiones termonucleares lo dejar tan seco como a chamito pegado a calendario de modelo. Condenado entropista. Menos mal que por aqu nos aprovechamos un poco de su escndalo para tratar de no ahogarnos en el charco de su falta de consideracin.

Es temprano. Regresan vampiros, gnomos, enanos, duendes, licntropos, brujas, guopes, prostitutas y sodomitas a su casa. Algunos de ellos se acuestan (a dormir) a estas horas. Otros, los de peor calaa, se ponen a ver a Marietta Santana.

Si uno anda fuera tan temprano, puede verlos no puede dejar de verlos. Se ven las cosas ms extraas al salir el sol.

Se ven drades algo sficas recostndose sobre las races de los samanes se ven encenderse en una chispa de yesca pequeas viudas negras brillantes como el magnesio que son las larvas de la vbora de cascabel se ven arrastrarse gusanos de maguey que crecern transformndose en paraulatas que entonan el Himno Nacional para saludar al sol

Slo ah uno sabe que no debi tomar anoche aquella sopa de caraotas de la semana pasada.

Puede uno ver a su propia sombra desperezarse. Ella tambin tiene un trabajo, hombre, debes comprenderlo. Las sombras son muy dedicadas a su trabajo. Les encanta, les es grato. Slo existen mientras trabajan.

Tiene la gente las costumbres ms extraas al alba. Quiz nunca se enteran, estn en el umbral de la consciencia. En este momento es cuando estn ms cerca de ser uno, y al mismo tiempo, estn ms cerca de ser muchos. Estn conectados con sus antepasados, quin sabe si de cuatro patas. O estn desconectados de la realidad de los otros, estn ahora en la de uno.

Puedo ver al amanecer a mujeres en camisn (a veces visten menos, segn la edad), paradas detrs de las ventanas, observando. No importa donde est uno, se tiene la sensacin de que te miran a los ojos y a los de tu vecino y al horizonte y a las montaas y a los carros y a los rboles y a las aves y a las nubes y al sol, aunque est detrs de sus cabezas. No s qu mirarn. Para m que buscan algo, algo que no tienen adentro, del otro lado de la cama, o quiz algo que dejaron afuera, milenios atrs, cuando vivan slo hasta el parto y recolectaban frutos en los bosques. No s. Algo hay afuera, algo falta adentro. Lo olvidan tan pronto como el sol los golpea.

_ Vente dentro de otro rato, Febo. No te vayas a levantar de ah, Hipnos. Trete si quieres a Oniro, pero no te me vayas a ir todava.

Ninguno hace caso, sin embargo. No importa, hay tanto que ver all afuera. Puedo ver qu no soy yo.