Y sientes que oprimen tu cuello con una fuerza descomunal,
te aprietan hasta el borde de la asfixia y cuando crees que su intencin es acabar con tu vida liberan con brusquedad la mano y
de pronto...
una caricia,
una lagrima de temor resbala por tu mejilla,
temes sonreir,
y sin embargo...
l viene a robarte una carcajada, a desplegar tus alas,pero cuando se va,
en tu soledad, la misteriosa mano acecha.
Dulcemente ata hilos imaginarios en tus muecas, en tus pies, en tu cabeza innerte,
te zarandea cual guiol en una obra de dramatismo incesante,
nada es lo que parece, todo es un ruinoso teatro un
enfermizo baile de mscaras,
sabes que no puedes liberarte de algo que no ves,
no puedes zafarte del incesante odio que destila el anonimato de un ser,
que no conoces,
que no imaginas,
a quin sin embargo temes por su dolorosa inquina.
Los hilos se rompen despues del baile frentico de manos,
la marioneta cae,
se quiebra su alma,
y la mano artfice en posesin del ttere se aproxima otra vez...
Ni el azufre es tan pestilente,
ni el fuego puede quemar tanto,
nada de lo ms horrible imaginable causa el pavor de esa mano,
que acecha tu vida y que ahogandote entre sus dedos
decidir quin de las dos gana la partida.
Amigos, nosotros somos nuestros mayores enemigos....
te aprietan hasta el borde de la asfixia y cuando crees que su intencin es acabar con tu vida liberan con brusquedad la mano y
de pronto...
una caricia,
una lagrima de temor resbala por tu mejilla,
temes sonreir,
y sin embargo...
l viene a robarte una carcajada, a desplegar tus alas,pero cuando se va,
en tu soledad, la misteriosa mano acecha.
Dulcemente ata hilos imaginarios en tus muecas, en tus pies, en tu cabeza innerte,
te zarandea cual guiol en una obra de dramatismo incesante,
nada es lo que parece, todo es un ruinoso teatro un
enfermizo baile de mscaras,
sabes que no puedes liberarte de algo que no ves,
no puedes zafarte del incesante odio que destila el anonimato de un ser,
que no conoces,
que no imaginas,
a quin sin embargo temes por su dolorosa inquina.
Los hilos se rompen despues del baile frentico de manos,
la marioneta cae,
se quiebra su alma,
y la mano artfice en posesin del ttere se aproxima otra vez...
Ni el azufre es tan pestilente,
ni el fuego puede quemar tanto,
nada de lo ms horrible imaginable causa el pavor de esa mano,
que acecha tu vida y que ahogandote entre sus dedos
decidir quin de las dos gana la partida.
Amigos, nosotros somos nuestros mayores enemigos....
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Cada vez que te veo me gustas mas !